Historia de Salobreña

Prehistoria (1.400.000 aprox-800 a.C.)

El Paleolítico (1.4 M (Orce y Atapuerca) – 5.500 a.C., aprox.) es primera etapa de la Prehistoria. Se define por un modelo de subsistencia cazador-recolector de vegetales y fabricación de útiles líticos tallados. En Salobreña, en el barranco de Oñate, se han hallado artefactos asignados al Paleolítico medio (más de 40.000 años) y al Paleolítico superior (más de 30.000-20.000 años).

El Neolítico (5.500-3.000 a.C.), es la etapa que marca, por ahora, los inicios del poblamiento regular de Salobreña y la costa de Granada. Se caracteriza por el paso del modelo cazador-recolector, a una forma de vida productora basada en la agricultura y la ganadería. Se han propuesto cuatro áreas de ocupación del territorio en torno a los principales ríos y ramblas. Cada área debió incluir, al menos, algún asentamiento al aire libre, varias cuevas funerarias o de ocupación ocasional y algún punto de pesca y maris queo. El área que se corresponde con el Bajo Guadalfeo constituiría un buen ejemplo de este modelo de poblamiento.

En la Edad del Cobre o Calcolítico (3.000-2.000 a.C.) observamos una ocupación del territorio a partir de una red de pequeños poblados agro-ganaderos ubicados en elevaciones inmediatas al Guadalfeo, en ocasiones fortificados, evidenciando las primeras desigualdades sociales. En algunos de ellos existen indicios de trabajo metalúrgico, emplazándose en lugares estratégicos para el control del territorio y de las principales vías de comunicación.

La Edad del Bronce supone una etapa compleja. Durante el Bronce antiguo-pleno (argárico) (2000-1500 a.C.) el Bajo Guadalfeo formaría parte de la costa occidental de la Cultura de El Argar, tratándose de una etapa caracterizada por las jefaturas y la jerarquización de la sociedad; El Bronce tardío (1.500-1.200 a.C.) parece suponer un periodo menos conocido previo al Bronce final (1.200-800 a.C.). A partir de entonces, se advierte, a nivel general, una continuidad de la economía, así como una concentración de la población en los dos enclaves más importantes de la costa de Granada: los promontorios marítimos de Salobreña y Almuñécar. Este último periodo constituye el final de la prehistoria y el sustrato indígena sobre el que actuará la colonización fenicia.

Protohistoria y romanización (1.200/800-27 a.C.)

Se trata de una época de grandes cambios históricos que van desde el mundo indígena del Hierro antiguo, heredero del último periodo de la Prehistoria: el Bronce final, hasta los primeros siglos de la romanización y el cambio de era. El mundo indígena del Hierro antiguo asiste a la llegada de los colonizadores fenicios y a un proceso de colonización (siglos IX-VI). Las colonias y factorías fenicias se instalan en la costa mediterránea y atlántica del sur de Iberia estableciendo intercambios comerciales con los poblados indígenas del interior. La llegada de múltiples innovaciones en todos los órdenes provoca un proceso de orientalización de la cultura indígena recién salida de la prehistoria.

A partir del siglo VI asistimos al fin de la época de las colonias fenicias y al establecimiento de las ciudades-estado púnicas algunas de ellas herederas de las antiguas colonias fenicias, englobadas en el llamado «Círculo del Estrecho» en torno a Gadir (Cádiz). Esta etapa alcanzará hasta finales del siglo III a.C. y es paralela al desarrollo de la cultura ibérica más al interior. La etapa púnica culmina con la llegada de los cartagineses que ocupan la zona andaluza y levantina.

El expansionismo cartaginés choca con los intereses de la Roma provocando la II Guerra Púnica, que culmina con la derrota de los cartagineses, su abandono de Iberia y la ocupación romana. A partir de entonces se inicia la conquista y romanización (II-I a.C.) de lo que a partir de ahora constituirá una nueva provincia romana: Hispania.

Imperio Romano (27 a.C.- 476 d.C.)

Con la llegada al poder de Augusto (27 a. C.) y el comienzo del Imperio romano tienen lugar una serie de cambios administrativos, socio-económicos y culturales orientados hacia la romanización plena en todas las provincias de Roma. La Bética y, en concreto, el Conventus Gaditanus del que formó parte la costa granadina, constituyeron áreas de romanización temprana e intensa. En la costa de Granada solo se ha constatado, por las fuentes escritas, la existencia de una ciudad: Sexi Firmum Iulium (Almuñécar), en torno a una gran factoría de salazones de origen fenicio. Además, se constata la existencia de ciertos núcleos menores como Sel/Selambina (Salobreña) probables vici o aldeas.

El caso de Sel/Selambina, citada por Plinio y Ptolomeo, es casi desconocida arqueológicamente, aunque disponemos de ciertos datos de su entorno que nos permiten deducir su existencia real como probable centro organizador de la producción inmediata y su exportación desde sus puertos o embarcaderos. A lo largo del territorio, se articuló una red de villas agrarias, alfares, embarcaderos, factorías de salazones, salinas, etc. que se orientaron especialmente a la producción de salazones de pescado, vino, aceite y cerámicas.

Este entramado productivo parece que no se vio demasiado afectado por la denominada «crisis del siglo III», a juzgar por la continuidad en la actividad de buena parte de los talleres cerámicos y la presencia de restos arqueológicos en lugares como El Peñón de Salobreña, de donde proceden monedas del siglo IV, así como enterramientos y otros restos arqueológicos que alcanzan el siglo V. A comienzos del siglo IV tiene lugar un acontecimiento relevante que evidencia la cristianización del Imperio en Hispania: el concilio de Iliberis (Granada) que reunió a representantes de 45 comunidades cristianas de toda Hispania, entre ellas a Silvanus de Segalvina (Salobreña).

Edad Media (476/711-1492)

En los primeros tiempos del periodo andalusí no se intuye para Salobreña una entidad urbana de peso. En estos momentos se la refiere como puerto, en el marco de las nuevas relaciones y comunicaciones comerciales entre al-Ándalus y las tierras magrebíes. Así lo confirma al-Bakri en el siglo XI, Posteriormente, diversos autores árabes le otorgarán diferentes categorías, tales como hisn (fortaleza) o qarya (alquería).

Será con el sultanato nazarí (mediados del siglo XIII-siglo XV) cuando ya se concede a Salobreña el rango de ciudad (madina) de manera unánime, constituyendo un núcleo de población con elementos propios de toda ciudad islámica. Ello es propiciado por el asentamiento de miembros de la familia real nazarí en su alcazaba, utilizada también de manera puntual, como prisión real. Es así como Salawbinya acabará por consolidar diversos elementos propios del urbanismo islámico. un alcázar-alcazaba palatina, una mezquita mayor (masyid al-yama´a); unos baños (hammam), un recinto amurallado; infraestructuras portuarias; cementerio (maqbara), etc.

La ocupación militar castellana tiene lugar a finales del siglo XV (1489-1490). A partir de ese momento, especialmente a consecuencia y como respuesta al fallido intento de recuperar el enclave por parte de las tropas de Boabdil en agosto de 1490, la población musulmana es obligada a abandonar la ciudad, siendo ocupada tan solo por los contingentes militares castellanos que se instalan en la fortaleza, cuartel general desde el que pretenderán dominar el nuevo territorio conquistado.

 

 

Salobreña en la actualidad